Ayer
llevé a mi madre al teatro, era su regalo del día de la madre. Como sé
que le gusta La verbena de la Paloma, fue mi primera opción, así que
pillé asientos en cuarta fila y allá que nos fuimos.
Por
desgracia, la cuarta fila es en realidad la primera. Delante solo hay
una fila de asientos vacíos y dos filas para la orquesta, lo que hizo
que estuviéramos justo al lado de los instrumentos y que casi no se
escuchara a los actores.
La historia es muy sencilla: los celos de Julián porque su novia
no va a ir con él a la verbena y se entera de que irá con su hermana, su
tía y el viejo boticario, don Hilarión, que es un pillo. Este último
personaje, junto al sereno y la fauna del bar (con sus expresiones
madrileñas supercastizas, sus fallos al hablar...) y la tía Antonia con
su desparpajo y falta de vergüenza
No sé si es que estoy demasiado acostumbrada al Teatro Real, pero me
dio la sensación de que les faltaban unos cuantos ensayos para tenerlo
todo fino, en especial en el caso de las chulapas, que no tenían ese
aire madrileño tan característico. La parte cómica sí que quedó muy
bien. A pesar de ello, la obra fluyó bien y de forma satisfactoria, la historia es fantástica y salimos contentas.
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